El horno sin embargo es uno de los electrodomésticos de la cocina más molestos a la hora de mantener en condiciones.
Si bien conviene limpiar el interior del horno después de cada uso, como es un espacio poco visible a menudo ocurre que se deja pasar mucho tiempo sin retirar la suciedad.
Como consecuencia, ésta se acumula y es más difícil de quitar. Pero bueno, ¡tampoco es una «misión imposible!
Podemos por lo tanto, aquellos hombres que somos muy vagos, limpiar el horno cada dos semanas por ejemplo.
De esta manera, eliminaremos la suciedad y la grasa de nuestro horno acabando con la acumulación de grasa y así desinfectar estas zonas, ya que con el tiempo se van acumulando muchos residuos tóxicos que pueden ser peligrosos para nuestra salud.
El primer paso, que en general vale para cada zona de la cocina, consiste en quitar la suciedad más gruesa, como migas u otros pedacitos de comida que hayan caído en su interior durante la preparación de los alimentos.