Analizando el funcionamiento de estas apps como si de un mercado se tratara, ‘Worst-online-dater’ extrajo como conclusión la paradoja de que un 80% de los hombres estaban compitiendo por el 22% de las mujeres menos solicitadas, mientras que un 78% de las mujeres hacían lo propio con el 20% de los hombres más deseados.
Aplicando el coeficiente de Gini, una medida económica que sirve para determinar la desigualdad existente entre la población de los estados, donde 0 corresponde a la perfecta igualdad y el 1 a la perfecta desigualdad (toda la riqueza la tiene una persona), el porcentaje para los hombres en la «economía de Tinder» sería de 0’58, más desigual que el 95,1 % del todas las naciones, al nivel, en concreto, de estados como Zambia, Honduras o Haití.
Un hombre recibe de media un “me gusta” solo por cada 0,87% de las usuarias (1 de cada 115) que visualizan su perfil. En función de estos datos, se ha desarrollado, incluso, una fórmula por la que se puede determinar el nivel del atractivo masculino en Tinder, y que se hallaría con la siguiente operación: 16.8*ln(like%)+52.3. Para simplificar el cálculo puedes obtener dicho dato directamente desde este enlace.