No existe una fórmula mágica, ni florituras que memorizar, ni son necesarios unos conocimientos técnicos para desbloquear el misterio del clítoris. No obstante, los hombres pueden aprender una cosa o dos de las mujeres a las que les gusta lo femenino tanto como a ellos. En cuanto al orgasmo femenino, las lesbianas juegan en casa. Los autores del estudio argumentan que las mujeres pueden dar a sus compañeras más orgasmos que los hombres porque “las mujeres homosexuales están en una mejor posición para entender los diferentes comportamientos de su pareja (como, por ejemplo, la estimulación del clítoris) y cómo estas sensaciones construyen el clímax”.
Hombre, no desesperes: es posible entender el clítoris aunque no tengas uno. El problema es que el sexo, tal y cómo lo entendemos en este siglo XXI, se construye alrededor del orgasmo masculino. Las películas eróticas y, más en profundidad, los vídeos porno se han encargado de crear el estereotipo de lo que deben ser las relaciones: besos, caricias y tocamientos -en el mejor de los casos-, para pasar a larga sesión de sexo oral (con muy poco cunnilingus) y penetración, en diferentes posiciones, hasta llegar al generoso final. La cultura predominante alrededor del erotismo le da mayor valor a los actos sexuales que conducen a la eyaculación.