Si además de todo lo anterior te aventuras al cataclismo de no seguir las flechas del suelo (esas que te indican por dónde debes ir) y tratas de buscar un camino alternativo porque «sí, tú lo vales y te orientas muy bien» seguramente tengas que localizar tu móvil y pedir asistencia a Protección Civil o a los Bomberos porque habrás caído en la trampa del «bucle eterno» y te verás dando 20 vueltas por la sección de cocina sin conseguir salir.
Como cantaba aquel dicho «¿Dónde va Vicente? Donde va la gente»... Pues bien, en Ikea esto puede salvarte la vida. Nunca, y escúchame bien porque la cosa es seria, nunca -te olvides lo que te olvides (ya sea tu mujer, tu prima o tu amiga del pueblo)- nunca vuelvas hacia atrás por un pasillo de Ikea porque serás un auténtico esquirol y objeto de maldiciones y velas negras.