Un obsequio en el que abundan los rincones variopintos, donde el sosiego y la paz son la consecuencia del paraíso que nos rodea.
El agua que nutre al Guadiana, que vive y fluye sin cesar, ha hecho un magnífico trabajo artístico en este parque natural, por lo que la materia líquida es la razón de ser de las Lagunas de Ruidera.
Todo gira en torno a ella, ya que también es la encargada de dar la bienvenida a los visitantes, mediante una cascada de 15 metros de altura provocada por el derrumbamiento de parte de la presa que embalsaba el agua de la laguna de El Rey en 1545.
Las abundantes rocas que flanquean las lagunas son las encargadas de formar gran número de represas naturales conocidas con el nombre de barreras tobáceas o travertínicas.
En épocas lluviosas, estas barreras se convierten en verdaderos torrentes que alimentan intensamente a las diferentes hoyas de agua .
Uno de los tesoros geológicos del parque es el pequeño lagunazo “Plaza de toros” ubicado en el canal de la rampa tobácea que separa las lagunas Tomilla y Tinaja.