Por todo ello, el control de la ingesta de grasas es importante. Alimentos como el aceite de oliva, pescados como el atún, el salmón o las sardinas, los cereales integrales, los vegetales como espinacas, acelgas o brócoli y el huevo han de ser la base de la ingesta diaria de grasas. Las carnes y embutidos, no han de suprimirse si no hay motivo médico para ello, pero siempre deben tomarse con moderación. Por último, los productos que contengan grasas trans, han de ser los mínimos posibles.