Las cremas reductoras

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No te engañes. El ejercicio aeróbico unido al trabajo de musculación son el único método posible para obtener un abdomen del que presumir, pero un gel reductor puede venirte muy bien para acelerar resultados y para conseguir, de paso, una piel tersa y firme en toda la zona.

Si quieres probar, aplica el producto preferiblemente tras la ducha, con la piel limpia y seca (es recomendable una exfoliación semanal de la zona para garantizar la correcta penetración de los distintos principios activos).

Es importante concentrar la aplicación del gel en la zona exacta que quieres reducir y hacerlo realizando movimientos circulares con la palma de tus manos. Insiste con este masaje unos minutos porque con él conseguirás elevar la temperatura corporal, ayudando a movilizar las grasas localizadas e incrementando, además, la circulación de toda el área.

Deja actuar el producto (puedes incluso utilizarlo antes de dormir para prolongar su acción durante toda la noche) y sé constante. No esperes resultados inmediatos tras la primera aplicación. Las cremas funcionan pero, insistimos, no hacen milagros.

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