Para analizar el atractivo físico, los científicos utilizaron cuatro parámetros: la simetría facial, el grado de feminidad/masculinidad del rostro, el índice de masa corporal, el índice cintura/cadera y la percepción del propio atractivo.
Según el estudio, las mujeres con la cara más simétrica y una percepción del propio atractivo mayor fueron las más egoístas en el dilema del prisionero. Al contrario, aquellas con las caderas más sexys (1,4 veces más anchas que la cintura) fueron que más cooperaron. Por otra parte, el índice de masa corporal no influyó en el comportamiento, probablemente por los cambios de este factor a lo largo del tiempo.