El boca a boca hace mucho en estos casos. Como se suele decir siempre, las referencias marcarán que nos decantemos por una u otra alternativa. Para ello es bueno que prestemos atención a las opiniones que conocidos del gimnasio, amigos que utilizan los servicios de un entrenador… Todos ellos pueden ayudarnos a elegir mejor. Pero no debemos olvidar que al final es algo subjetivo, y por ello existen otros muchos más puntos técnicos a tener en cuenta para elegir entrenador personal.
1. El entrenador perfecto debe preocuparse de la perfecta ejecución de las rutinas
En primer lugar vamos a fijarnos en sus rutinas. Un entrenador personal adecuado debe intentar por todos los medios que realicemos a la perfección los ejercicios. Para saber si esto es así o no, es importante que nos fijemos en sus explicaciones. Siempre nos tiene que explicar al detalle la técnica y el movimiento. El peso que vamos a utilizar y los resultados que vamos a conseguir deberán pasar a un segundo plano. Sobre todo debe primar el aprendizaje y conseguir una base correcta para poco a poco progresar.
2. Tiene que saber escucharnos
Como segundo punto a tener en cuenta para elegir un buen entrenador es saber si nos escucha. Es cierto que habrá ejercicios que nos sean más fáciles de realizar y otros que nos cuesten y no nos guste hacer. Pero muchas veces los tenemos que llevar a cabo. Otra cosa diferente es que el ejercicio sea tan complicado que nuestras capacidades nos impidan hacerlo bien. En este caso, un buen entrenador debe saber cortar antes de que nos hagamos daño y sobre todo sabe los ejercicios que se ajustan más a nuestra fisionomía y experiencia.
3. Un buen entrenador debe innovar y estar al tanto de las tendencias
La innovación en las rutinas y los cambios de las mismas deben ser otros puntos a tener en cuenta. Un buen entrenador debe conseguir que no caigamos en la monotonía. De hecho la mayoría de nosotros recurre a sus servicios cuando estamos estancados. Un buen entrenador personal es capaz de tener alternativas, estar al día de las nuevas tendencias, y aplicarlas a sus rutinas cotidianas. El efecto sobre nuestros entrenamientos será inmediato sin darnos apenas cuenta.
4. El entrenador debe preocuparse de que aprendamos para valernos por nosotros mismos
Como cuarto punto a tener en cuenta a la hora de determinar si nuestro entrenador es bueno o no, debemos prestar mucha atención a si el entrenador se preocupa o no porque aprendamos. Un buen entrenador no debe ser nunca servil. Está bien que nos ayude a completar las rutinas y sobre todo al principio a aprender. Pero es bueno y necesario que nos enseñen las técnicas, las cargas, los motivos de por qué hay que seguir un orden en la ejecución de los ejercicios… Siempre el objetivo es progresar, y un buen entrenador nos debe dejar en algún momento valernos por nosotros mismos.
5. Nunca debe obligarnos a hacer algo que nos ponga en peligro
Un entrenador bueno nunca nos va a obligar a hacer algo que ponga en riesgo nuestra integridad física. Por ello es necesario que tengamos esto muy en cuenta. Si nuestro entrenador nos exige metas elevadas que no podemos conseguir. No escucha nuestros requerimientos o no tiene en cuenta nuestros gustos. Lo mejor es decantarnos por probar otro durante una temporada. Muchas veces es necesaria la variación para conseguir acertar con la elección y conseguir así el entrenador perfecto.