Una persona que tome la iniciativa y a la que le guste controlar el juego, quizás podrá seguir los compases con otro de su misma especie durante un tiempo, pero al final uno de los dos acaba añorando la sensación de control. Me canso de ver chicas muy pasivas con chicos demasiado espabilados, sin entender muy bien qué ven el uno en el otro. O mujeres imponentes y con tanto carácter que cuesta creer que haya hombres sencillos y tranquilos tratándolas como princesas. Es una cuestión de compatibilidades, el ying y el yang. Los opuestos se atraen, nunca se aburren, son un reto constante.
¿Tú qué opinas? ¿Has sufrido alguna vez la teoría de los contrarios? ¿Tienes alguna historia que desmienta esta teoría? ¡Cuéntame!