La sauna

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Con la transpiración, el cuerpo pierde líquidos (agua y sales minerales). Nuestros músculos están formados en gran parte por ese agua, tan necesaria para su desarrollo y buen aspecto, por lo que, tras el esfuerzo de la rutina, necesitan recuperarse y no someterse a un proceso que acentúe la pérdida de líquidos.

Por otra parte, la relajación que provoca la sauna en escasos minutos, podría resultar excesivamente brusca y hacer que los músculos pasasen de un estado de máxima tensión a uno de laxitud en un periodo de tiempo insuficiente para la correcta y progresiva recuperación de la musculatura trabajada.

Disfrutar de los beneficios de la sauna, al menos una vez en semana, es un complemento excelente para mejorar tu estado físico general pero, recuerda la importancia de elegir el momento oportuno para no transformar las ventajas en inconvenientes.

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