La sauna

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Disfrutar de una sauna es una saludable costumbre que puede aportar múltiples beneficios a tu organismo, pero hay que saber elegir el mejor momento para sacar el máximo partido a la acción que las altas temperaturas provocan en tu cuerpo.

En una sauna, la temperatura alcanza los 80ºC – 90ºC desencadenando una serie de reacciones corporales:

  • Los poros cutáneos se abren y aumenta la transpiración. Este proceso natural, cuyo objetivo es regular la temperatura corporal, supone una excelente «cura de belleza» ya que, con el sudor, el organismo elimina gran cantidad de toxinas.
  • El calor desencadena una acción vasodilatadora que incide en una mejora general de la circulación sanguínea y del sistema cardiovascular.
  • El cuerpo se oxigena y la respiración se estabiliza.
  • La sauna también puede aliviar el dolor que producen contracturas y determinadas molestias en las articulaciones.
  • La sensación de relax que produce, contribuye a reducir el estrés y proporciona un profundo bienestar.

Todos estos beneficios hacen que muchos deportistas vean en la sauna el complemento perfecto al entreno, pero la gran mayoría de expertos asegura que no es conveniente adentrarse en una sauna justo después de haber practicado un duro ejercicio (especialmente si hablamos de musculación).

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