En Bora Bora podemos decidir mezclarnos y formar parte de la vida de cientos de peces tropicales, aunque sea sólo por unos minutos, deslizarnos alrededor de los corales Gardens o Tupitipiti Point, o dejarnos impactar por las preciosas vistas del Monte Otemanu, con un pasado volcánico.
Sin duda, el final de estas jornadas en el empíreo, se tienen que rematar con una abundante y variada comida en alguno de los muchos restaurantes con especialidades autóctonas o francesas. Al final de este reparador momento de sabores, no podremos renunciar a uno de los tragos característicos, un cóctel tropical a la sombra, mirando el paraíso, para repetir más tarde, bajo las estrellas y su luz reflejándose en las dóciles aguas del mar.