En concreto, la inteligencia emocional implica reaccionar de manera racional ante diferentes situaciones, sin ser presa de nuestros propios sentimientos e impulsos.
La ciencia ha definido al ser humano como un animal social por su necesidad innata de relacionarse con otros individuos. Está concepción no sólo se traslada, sino que es aplicable al mundo de los negocios.
Los empleados con una inteligencia emocional bien constituida son muy valiosos para las empresas, debido a que generan fuertes relaciones con sus compañeros de trabajo, saben gestionar adecuadamente las situaciones estresantes, y saben comprender a sus compañeros.
La inteligencia emocional representa uno de los valores imprescindibles de cualquier líder empresarial. Esto le permitirá seleccionar y contratar a los candidatos idóneos para cualquier puesto o función, manejar los problemas de crecimiento de un negocio, y formar más adecuadamente a sus equipos.
Saber gestionar nuestros sentimientos correctamente tiene una repercusión y efecto real en nuestro desempeño laboral. Sobre esta base, existen importantes consejos que es conveniente aplicar para equilibrar nuestra inteligencia emocional en el ámbito laboral: