Algunos directores de indiscutible talento, tal es el caso de David O. Russell, han optado por apelar para sus producciones “revienta taquillas” al abrumador realismo de nuestra época, y por ende a la conciencia colectiva.
[pullquote]Russell propone una historia audaz, fascinante y muy entretenida[/pullquote]Un realismo que se evidencia en los sucesos que desde hace varias décadas, ocupan grandes espacios en los medios de comunicación, y en buena cantidad de casos, terminan en auténticos escándalos públicos. Hablamos de nuestra época, y aunque La gran estafa americana nos remonte a la década del 70, en este sentido, prácticamente nada ha cambiado.
Pero Russell no sólo tira de realismo contemporáneo, sino de una capacidad innata para reclutar figuras con mucho éxito sobre sus espaldas. Estos dos aspectos principales son el soporte de La gran estafa americana, sin olvidarnos de que la historia, las actuaciones y la producción están casi completamente libres de reproches.
El inteligente estafador Irving Rosenfeld (Christian Bale –El caballero oscuro) se verá obligado a colaborar con el F.B.I junto a su seductora amante y socia Sydney Prosser (Amy Adams–El hombre de acero). Pero no serán requeridos por el agente Richie DiMaso (Bradley Cooper–El lado bueno de las cosas) porque combinen a la perfección la sagacidad para el timo y la belleza física, sino para destapar a ciertos círculos mafiosos que se asemejan a ellos en el modus operandi, pero con mucho más peso en dicho ambiente.