¿Os consideráis uno de los pioneros de la autoedición en España?
No. En todo el apartado discográfico y de management somos un grupo normal, ya que tenemos un sello que nos representa. Eso sí, defendemos nuestro criterio sin estar sujeto a decisiones externas. Siempre hemos sido dueños de nuestro sonido, de nuestra manera de llegar al público y muy independientes a la hora de contar nuestra historia.
¿Cómo ves el panorama musical en España?
A nivel creativo está en un punto de salud sin precedentes. Ahora hay muchas ideas, ya que en situaciones de máxima dificultad el arte es cuando da más de sí. Seguramente porque hay más rabia y más cosas que contar. Pero a nivel de industria y de defensa del artista, peor que nunca. La subida del IVA nos ha mutilado.
¿Qué nos encontraremos en el cuarto disco?
Todavía está en fase embrionaria. Tenemos solamente ideas y pequeñas estructuras que todavía no son canción. Queremos algo más conceptual y hacer un homenaje a distintos géneros musicales; unos más clásicos y otros más contemporáneos. Queremos explicar cómo la samba, un loop de grunge o algo brit de los 60 puede llegar a tener el color Mendetz; con un sonido de baile hecho para sudar. Puede parecer absurdo y pedante, pero estamos buscando la manera.