Cuando pruebas este manjar, se activan áreas cerebrales similares a cuando consumimos drogas o practicamos sexo. El cerebro libera sustancias que te generan un placer instantáneo y te sientes momentáneamente más satisfecho y relajado. Sin embargo, hay ciertos placeres que pasan factura.
El motivo por el que llegas a crear el hábito de comer algo rápido y graso puede ser diferente. O bien por falta de tiempo o bien porque tu cuerpo te pide este tipo de comidas, al final acabas creando cierta tolerancia y necesitas más de lo mismo para generar la sensación esperada.
Lo que al principio fue una visita esporádica al mes, ahora se convierte en una rutina semanal. Y cuando empezamos a necesitar algo cuando nos volvemos dependientes y extremistas, al igual que ocurre con ciertas drogas.
Desintoxícate de la comida rápida
Relájate, siéntate y disfruta. Muchas veces corremos sin parar. Vamos con prisa a todas partes: al trabajo, a por los niños, al gimnasio… Y por el camino de estos días estresantes buscamos un ápice de paz y relax escribiendo situaciones que nos generan una felicidad efímera.