Por ejemplo: una carne de ternera derivada del lomo es bien magra y mucho más pobre en grasas y calorías que un ala de pollo con piel. Asimismo, ésta última presa puede tener más colesterol que la anterior.
En la grasa de las carnes predominan los ácidos grasos saturados muy por encima de los insaturados, lo que conlleva riesgos para la salud cardiovascular si se come en exceso.
Según su contenido en grasas, las carnes se pueden clasificar en magras (<6g por 100 g de porción comestible), semigrasa (6-12 g por 100g de alimento) y grasa (>12g por 100 g)
Aunque es un alimento saludable, si se consume bajo el marco de una dieta equilibrada, no es necesaria su ingesta siempre y cuando se suplan sus cualidades nutricionales con el empleo adecuado de otros alimentos. Véase el artículo la dieta vegetariana.
Los embutidos, por lo general, son mezclas de carne, grasas animales, vísceras, sangre, sal y especias variadas. Con un alto porcentaje de grasas saturadas se desaconseja su consumo ante problemas cardiovasculares, obesidad o diabetes.