La anorexia tiene especial incidencia entre los adolescentes, el grupo de población, por estadística, más vulnerable a sufrir esta patología.
Las consecuencias de la enfermedad son muy graves, tanto las psicológicas como las físicas, pudiendo producirse la muerte de quienes la padecen en las situaciones más extremas.
Uno de los casos de muerte masculina por anorexia que estremeció al mundo fue el del modelo Jeremy Gillitzer, que tras sufrir esta enfermedad casi toda su vida (empezó a padecerla con tan solo 12 años), murió a los 38 años con un peso que no alcanzaba los 30 kilos.