Así es el kabe-don: la fantasía erótica femenina de moda importada de Japón

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Un clásico 'kabe-don' del manga 'Strobo Edge'.
Un clásico ‘kabe-don’ del manga ‘Strobo Edge’.

La popularización de la palabra se remonta a 2014, cuando empezó a convertirse en el término de moda tanto en Japón como en otros países occidentales. Según ‘The Debrief‘, el pistoletazo de salida se dio en 2014 gracias a un manga en el que el protagonista hacía lo propio. “Si has estado en el este de Asia recientemente, hay muchas posibilidades de que hayas visto alguna forma u otra de ‘kabe-don’ en anuncios, televisión, películas o revistas”. Domino’s Pizza empezó a dar en Japón descuentos a los clientes que hiciesen ‘kabe-don’ a los repartidores. Una compañía de videojuegos llamada Voltage contrató a un grupo de altos jóvenes (al menos 1,80 metros) para que hiciesen ‘kabe-don’ a las visitantes de una feria de juegos en Tokio (3.000 según sus datos), como se puede ver en el siguiente vídeo:

Si alguien necesita una guía (occidental) para entender la multitud de declinaciones del kabe-don puede resultar útil un reportaje publicado en ‘Libération’ por Agnès Giard el pasado fin de semana, y que recoge un gran número de expresiones de este meme cultural. Entre ellas se encuentra el Kabedon Café, que ofrece cinco maniquíes distintos a las clientes mientras emiten frases de flirteo. Los roles abarcan desde el ‘asananajimi’ (el amigo de la infancia que revela haber estado enamorado siempre) hasta el ‘tsundere’ (el varón frío y distante que de repente se declara).

¿Por qué?

Hay determinados tropos que se repiten en las películas románticas, y que nos parecen naturales: la pareja cogida de la mano o juntando las cabezas mientras están sentados. Sin embargo, ¿cómo de natural es el kabe-don, cuál es su origen y por qué se ha popularizado tan rápidamente? Para Giard, se trata de “un momento buscado por las espectadoras, en el cual un personaje masculino sufre bruscamente un subidón hormonal, frunce el ceño, se pone amenazante y atrapa a la elegida contra –a su elección– la pared de un ascensor, la puerta del metro, el cristal de un dispensador de bebidas u otra superficie capaz de amplificar el sonido”.

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