En la antigüedad, las plantas, flores y tallos cobraban protagonismo en la curación de las enfermedades. Ahora, con los adelantos de la era moderna es posible extraer los principios activos útiles de la naturaleza y concentrarlos en una pildorita para medicarnos.
Sin embargo, ante patologías suaves o menos serias, es mucho más agradable –y no siempre menos eficaz- sentarte en una mesa y disfrutar de una buena charla con la infusión adecuada.
Existen multitud de infusiones, y multitud de indicaciones para cada infusión. Debido a que la concentración de los principios activos es menor en una planta en sí misma que en una pastilla sintética y manipulada, los efectos secundarios serán muchísimo menores en la planta, directamente proporcional a la capacidad curativa.
Hablemos de infusiones, y hablemos de dos nuevos brebajes que avasallan el mercado en Estados Unidos y que ya han llegado también a España. Se trata de la infusión de rooibos y de té guaraní.