“También es importante evitar la promiscuidad sexual y las relaciones sexuales sin protección cuando se trata de una pareja desconocida. Algunas bacterias de transmisión sexual pueden ser responsables de infecciones urinarias”, añade Rijo.
Tratar la infección de orina en hombres y mujeres también es diferente. “El tratamiento agudo consiste en antibióticos y, a diferencia de las mujeres, cuyos tratamientos son unidosis o cortos (una semana)», señala, «en los hombres son de mayor duración, de entre 14 y 21 días, ya que el tejido de la próstata resiste la penetración de los antibióticos”.
Resuelta la infección, se realiza un tacto rectal para palpar la próstata, una ecografía para medir el tamaño de la glándula prostática, flujometría [prueba para medir el flujo de orina y descartar la obstrucción] y una analítica para descartar el cáncer.
“Debe tratarse el origen», concluye Rijo: «En algunos casos, es necesario la cirugía (abierta, con láser…), de acuerdo al grado de obstrucción y del tamaño de la próstata. Todos los hombres que han presentado una infección urinaria deben acudir al urólogo para realizar un estudio”.
¿Y las mujeres?
Hasta un 40% o 50% de las mujeres tiene alguna infección urinaria, más asociada a la cistitis (infección por bacterias que penetran en la uretra), entre los 20 y los 56 años debido al tamaño de la uretra, la actividad sexual, el embarazo y al uso de tampones, espermicidas o DIU.