Rowe deberá enfrentarse al Departamento de Protección Unificada, una unidad creada para controlar a los conductores, nombre por el que se conoce a aquellos que han desarrollado algún poder y a los que se considera terroristas. Hasta aquí, más o menos lo mismo que en episodios anteriores. Pero vayamos con las novedades.
La acción tiene lugar en Seattle, por lo que por primera vez nos hallamos ante un emplazamiento real, a diferencia de las dos primeras partes. La ciudad será perfectamente reconocible, especialmente si tenemos en cuenta que es donde se encuentra la sede de Sucker Punch, desarrolladora del videojuego. El hecho de que se trate de una ciudad en la que llueve constantemente fue clave en la decisión, ya que de esta forma el juego de luces y reflejos ayuda a resaltar el apartado gráfico.
Los poderes de Rowe ya no deberán recargarse a través de fuentes eléctricas, como le ocurría a McGrath. Nuestro joven protagonista dependerá del gas neón y del humo, cada uno de los cuales le aportará un tipo distinto de poder, en función de si lo que necesita es desplazarse y atacar a distancia o enfrentarse a un enemigo cuerpo a cuerpo.
