El ejemplo de Khalil Rafati demuestra que muchas veces tocar fondo es el comienzo de algo bueno. A él la vida le dio una segunda oportunidad y quiere que su historia sirva de ejemplo para muchas personas. I forgot to die narra cómo un vagabundo adicto a la heroína pasó de vivir en la calle a ser un exitoso hombre de negocios.
Su declive comenzó en los años 90, cuando se trasladó a Los Ángeles para dirigir un negocio de venta de vehículos. Las drogas se interpusieron entre él y el éxito, lo perdió todo y se quedó en la calle. Debido a su adicción a la heroína, se vio las caras con la muerte: una sobredosis en una fiesta estuvo apunto de matarlo. El deterioro de su vida fue tal, que acabó aterrizando en la cárcel.
Cuando parecía que ya no quedaba esperanza para él, decidió que aún estaba a tiempo de rescatar su vida. Su paso por prisión le sirvió para reinsertarse y cuando salió a la calle, lejos de dejarse llevar otra vez por la adicción, inició una vida saludable que lo llevó a ser hoy en día un empresario millonario.