Los huracanes son fenómenos meteorológicos con un gran poder destructivo. Se originan sobre los océanos tropicales (situados entre los 5 y 15º de latitud), donde el agua tiene una temperatura superior a 27ºC.
El aire cálido y húmedo se eleva hacia la atmosfera, de manera que más aire gira para ocupar su lugar, lo que produce la formación de nubes. El movimiento continuo de aire cada vez se acelera más y es lo que acaba formando a los huracanes.
Los vientos toman velocidades de entre 120 y 300 km/h, pero no es lo único que hay que temer. Además, un huracán va acompañado de aguaceros y del aumento del nivel del mar, lo que puede producir inundaciones importantes. ¿Te acuerdas de las inundaciones producidas en Luisiana (Estados Unidos) por el huracán Katrina?
Son formaciones gigantescas: los más pequeños tienen un diámetro de unos 500 km, más o menos como de Barcelona a Madrid, aunque los más grandes pueden medir 1.800 km, incluso más grande que la península Ibérica. Pueden perdurar desde unos pocos días hasta varias semanas.