‘House of Cards’: Inmersión en las cloacas de la política

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Francis «Frank» J. Underwood (Kevin Spacey) y su mujer Claire Underwood (Robin Wright) forman una pareja singular, cuyo único engranaje se sustenta en la ambición desmesurada. Todo vale, y cuando decimos todo, quiere decir todo. Algo que vemos reflejado en esta segunda temporada en el amplio sentido de la palabra. Y no decimos nada más para no caer en spoilers.

Lo más curioso de esta serie no es tanto el complicado sistema político que mueve al complejo entramado de partidos políticos, lobistas, congresistas y senadores, algo que hemos visto mil veces reflejado. Sino la absoluta falta de escrúpulos de los políticos estadounidenses, no tan solo con la oposición, sino aún más con los miembros de su mismo partido e incluso dentro de la misma Administración.

En un jauría de lobos el que muerde antes es el que sale vencedor, y eso lo sabe bien Frank Underwood, sean los lobos de tu manada o de la oposición. Esta podría ser la línea argumental de esta segunda temporada que se va convirtiendo poco a poco en una suerte de tablero de ajedrez en el que cualquier movimiento en falso puede suponer el fracaso absoluto.

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