Cuando parecía que el árbol evolutivo de la especie humana estaba más o menos claro, dos espeleólogos que se adentraron en unas cuevas de Sudáfrica llamadas Rising Star encontraron más de 1.550 restos fósiles de humanos.
Cuando estos huesos fueron presentados al paleoantropólogo encargado de estudiarlos, Lee Berger, no daba crédito de lo que tenía en sus manos: parecía que aquel nuevo ancestro humano estaba formado por un conjunto de características modernas (altura, dientes, pies, cara y cráneo) y otras más primitivas (hombros, dedos, pelvis y pecho).
Esto podría significar que Homo naledi estaría entre el género Homo, en el cual estamos incluidos los humanos y nuestros descendientes más próximos, y los Australophitecus, grupo que se cree anterior a Homo y que lo podría haber originado hace nos 2,8 – 2,5 millones de años.
De todas formas, hasta que no se puedan datar los restos no podremos estar seguros al cien por cien de eso.