Algo parecido, salvando las distancias, le pasaba a otro de mis amigos de la universidad. Él es un maníaco obsesivo de la limpieza, nivel: tendía la ropa por colores con las pinzas a juego. Mira que había ligado veces en discotecas, pero nunca había dejado que se la chuparan en el baño, le parecía algo «sucio y asqueroso«.
A todos sus ligues se los llevaba a casa (chicos y chicas, es bisexual) y hasta que no se hubieran lavado ambos a conciencia no se ponían al tema. Decía que para meterse algo en la boca tenía que saber a jabón.
En el otro extremo, están los fans muy fans de las felaciones, los que dicen que serían capaces de marcarse un Marilyn Manson (o sea, quitarse las costillas flotantes para poder autochupársela) o que les gustaría tener el cuerpo de un perro. Vale, sí, suena un poco enfermo, pero normalmente lo dicen de coña. O eso creo.