El estudio recurrente desde que fue publicado en 2009 es el que analizó cronómetro en mano cuánto duraban 500 personas (entre ellas, unos cuantos españoles, además de holandeses, ingleses, turcos y estadounidenses). O, mejor dicho, su “tiempo de latencia intravaginal eyuaculatorio” (IELT), el término médico exacto que se emplea para hablar del tiempo que transcurre entre la penetración vaginal y la eyaculación. Según los datos de dicha encuesta realizada por investigadores canadienses y estadounidenses, la media se encontraba en 5,4 minutos.
Como era previsible, la duración iba descendiendo a medida que los analizados envejecían. El número era de 6,5 en la población de entre 18 y 30 años, y de 4,3 minutos entre los mayores de 51 años. ¿Cómo se dividía el número total de hombres según el tiempo que duraban? La mayor parte de ellos (un 54%) duraba entre cuatro y once minutos, y un puñado de privilegiados (24%) aguantaban más de doce. Solo unos pocos superaban los 21 minutos; el límite se encontraba en los 51. Eso sí, apenas una cuarta parte de la población (un 22%) no conseguía sobrepasar la barrera de los tres minutos.