Rob Brooks, científico de la investigación, afirma que llevar barba está condicionado por las crisis económicas. Cuando estalló la de 2008 a nivel mundial, algunos hombres comenzaron a dejarse la barba para sus entrevistas de trabajo, lo que les dio ventaja sobre aquellos que lucían como el resto. Así, estar afeitado se relacionó con un estado precrisis, mientras que dejarse barba crecida daba la impresión de adaptación.
“Después de la caída de Wall Street en los años 20, hay pruebas circunstanciales de que las barbas se agrandaron. Este y otros datos son argumentos a favor de que las condiciones económicas sientan las bases para la longitud de las barbas, una longitud de entre 5 y 10 días parece ser la más adecuada en nuestro último estudio, pero se trata de tendencias medias. Afortunadamente, la gente en la vida real nunca se aparea con tendencias medias. Nos apareamos con individuos” concluye Brooks.
Las razones psicológicas para llevarla
El vello facial, al igual que el tipo de peinado, altera de forma radical la percepción que los demás tenemos de sus portadores, según sostienen la mayoría de estudios psicológicos. La apariencia importa y los juicios de valor que realizamos a primera vista sobre las personas que no conocemos dependen en buena medida de ello.