Ambos sentados, ella rodeará con sus piernas la espalda de él hasta que su pelvis encaje y se produzca la penetración. Libertad total de los brazos en esta postura que pueden servir para abrazar a la otra persona y sentir un mayor contacto físico.
Permite jugar con diferentes ángulos de inclinación para acercarse más o menos a él y mover las caderas a su gusto para que la penetración sea más o menos profunda: “Hay una penetración profunda, pero sin posibilidad de empuje intenso por parte de él”, comenta la sexóloga.
Como ocurría con la anterior, en esta posición el ritmo lo marca la mujer por lo que, por lo general, él aguantará más tiempo y ella tendrá mayor margen para buscar su orgasmo. En opinión de Marin es “una postura muy dulce y sensual. Puedes ir lenta y tomar muchos descansos para hacerlo más o menos pasional”.
7. Sentados en una silla (ella encima y de espaldas)