“En esta posición mi novio podría llegar al orgasmo en menos de 30 segundos”, le comenta una lectora a Marin, de ahí que la sexóloga proponga reinventar el tradicional perrito sin tener que renunciar a esta postura y consiguiendo que él aguante lo suficiente.
Una vez se está en la postura, la idea es que ambos vayan bajando lentamente sus cuerpos hacia la cama de tal forma que el estómago de él quede completamente apoyado contra la espalda de ella.
En esta postura la mujer es la que coordina la acción por lo que podrá moverse como guste
Las piernas de la mujer, con las rodillas flexionadas, quedarán entre las del hombre de tal forma que el ritmo no dependa sólo de él sino que se centre en mantenerse encajado y en coordinar sus movimientos con ella.
“Se trata de una fricción más lenta que la profundidad de empuje del estilo perrito regular” añade Marin. Se limita la tradicional sobreexcitación masculina de esta postura y se trata de una postura estupenda para tener un mayor contacto con el punto G femenino.