Se trata de una posición íntima y personal en la que la pareja puede aprovechar para mirarse a la cara
Se trata además de una posición íntima y personal en la que la pareja puede aprovechar para mirarse a la cara y descubrir de primera mano las sensaciones que está viviendo la otra persona. Así, pueden coordinarse más fácilmente y alcanzar ambos el clímax.
3. La cruz
El hombre tumbado de lado y la mujer recostada boca arriba en perpendicular cubriendo con sus piernas la pelvis de él. Como si el cuerpo de ella surgiese desde la cadera de él. Una postura que permite una movilidad recudida y una penetración poco profunda.
Él puede moverse hacia delante o hacia atrás sosteniendo las piernas de ella. Al tener el cuerpo de la mujer encima se limitan los movimientos de él por lo que la efusividad queda controlada.
“Muy buena para una tarde de domingo perezosa”, comenta Marin, lo mejor de esta posición es que al estar ella boca arriba sin nada encima él puede aprovechar para acariciar sus zonas erógenas.
4. La postura del perrito modificada