Con esta posición se consigue una penetración poco profunda por lo que se evita la sobreexcitación del hombre y además se le obliga a moverse lentamente, ya que, de hacerlo con efusividad, es bastante probable que tengan que recolocarse.
2. Cara a cara
Básicamente, se trata de estar uno frente a otro. Ya sea de pie o tumbados, la idea es que la pelvis de ella esté un poco por encima y eleve una de sus piernas para rodear la cintura de él. Como ocurría con la anterior, la penetración es un poco complicada por lo que “uno de los dos tendrá que utilizar su mano para guiar el pene dentro”, explica Marin.
En este caso ella puede ayudarse del impulso de su pierna para coordinar los movimientos y acercarse o alejarse de él como guste. Igual que antes, con esta postura se consigue una penetración poco profunda que no permite mucho empuje por parte del hombre. Las amplias posibilidades de que haya que hacer paradas porque el pene se salga, ayudará también a que él aguante unos minutos más antes de llegar al orgasmo.