Hipersexualidad, ¿cuándo es un problema?

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Esta definición de la hipersexualidad da la razón al doctor Patrick Carnes, uno de los mayores defensores de la adicción sexual como problema, que siempre ha mantenido que «al igual que un alcohólico es incapaz de dejar de beber, estas personas son incapaces de parar su comportamiento sexual autodestructivo». Propietario de la clínica Pine Grove Behavioural Centre de Misisipí (EEUU), donde Tiger Woods se está sometiendo a una terapia para curar su adicción y redimir sus pecados, Carnes afirma que «los sexoadictos pueden provenir de todas las clases sociales. Afecta tanto a políticos y empresarios como a los trabajadores de una fábrica».

 Y no es algo solamente masculino. «También se da en las mujeres y acuden a consulta por ello, aunque en menor proporción que los varones», reconoce la doctora Rosario Castaño, psicóloga clínica y sexóloga del Instituto Palacios.
 

«Se trata de uno de los trastornos psiquiátricos más serios pero más olvidados«, recoge el manual de referencia. Hace 200 años que la literatura médica habla de casos de sexoadictos. Según Rojas Marcos, «esto ha existido siempre, lo que ocurre es que hoy en día hay menos tabú al respecto».

Los síntomas

¿Cómo se distingue a un adicto al sexo? Aunque cada caso es particular, tienen características comunes. Necesitan satisfacer sus deseos carnales más que cualquier otra cosa, aunque después se sienten mal. Para dar rienda suelta a sus fantasías no dudan en masturbarse de forma compulsiva y consumir mucha pornografía -en revistas, televisión o internet-. Son promiscuos y aficionados a los encuentros de una sola noche, ya sea con personas a las que conocen en algún local o bien recurriendo a la prostitución. Y, en muchas ocasiones, no se protegen, por lo que tienen más riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual y de provocar un embarazo no deseado. 

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