7. EN LOS CAFÉS, JUGAR AL MÁS DIFÍCIL TODAVÍA
Sabemos que la multiplicación de leches y la diversificación de orígenes del café hace que sea tentador jugar a volver loco al camarero con mil combinaciones diferentes. Hágase un favor y mantenga un perfil bajo.
8. REGATEAR
Hay una carta con los precios fijados. La sala está llena de mesas y sillas. No hay presencia de puestos de especias ni alfombras expuestas que hagan pensar que estamos en un zoco. Por lo tanto, respétese a sí mismo y no regatee con la factura. Provoca vergüenza ajena.
9. SER MR. SCROOGE
Una comida de nivel, un buen servicio y un ambiente agradable merecen algo más que un seco “gracias” al salir por la puerta. La propina es un noble arte actualmente en desuso y que, sin embargo, demuestra clase, gratitud y bonhomía. Estírese.
10. POSTRE, LICOR Y… SIESTA
El concepto de sobremesa es elástico, pero se deforma si lo estiramos demasiado. Cuando comience a ver miradas –con ojeras– asesinas y a un tipo pasando el aspirador por debajo de su mesa, no lo dude: ha llegado el momento de irse.