Guía para no comportarte como un idiota integral en un restaurante

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1. PRACTICAR EL ‘NO SHOW’ COMO SI FUERA EL DEPORTE DE MODA
Los deseos de un foodie son volubles como la Bolsa. Tan pronto quiere conocer un lugar como descubre otro a través de Instagram que le seduce más y, ¡oh!, olvida anular la reserva en el primero. Hay restaurantes para lo que perder una reserva es un drama nivel Ingmar Bergman

2. PASARSE DE LA RAYA CON EL “AÚN NO HEMOS DECIDIDO”
Es la manera más común de empezar con mal pie una comida/cena/picoteo: ignorar en repetidas ocasiones al camarero mientras se dialoga con el resto de los comensales. Un “aún no hemos decidido” es aceptable; al tercero, un puño gigante debería llevarse por delante a toda la mesa.

3. ABOMINAR DEL VINO A POSTERIORI
Si uno no sabe de vinos, una decisión sensata es dejarse aconsejar. Cualquier sumiller o jefe de sala sensato lo da a probar antes: no vale soltar un “está bueno” para luego arremeter contra la bodega y la D.O. al completo en nombre de Angela Channing. Los noviazgos que no van a ninguna parte y los vinos malos, mejor dejarlos al principio del todo. Nunca mejoran.

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