Tal y como dice el propio Van Assche, director creativo para hombre de Dior, «Esta colección trasciende los códigos tanto de la sastrería como del estilo informal, para que cada hombre pueda explorar su propia pluralidad y expresar su personalidad. De la noche al día, el eclecticismo se lleva como un valor, el contrasentido tiene estilo. Para una elegancia confiada, dinámica, que no mira hacia atrás».
Riccardo Tisci se siente cómodo en ese universo neorromántico y gótico que es ya casi una de sus señas de identidad. El director creativo de Givenchy subió a sus maniquíes sobre una pasarela color sangre brillante, en la que todo lo demás era sombrío y diabólico. Un descenso a los infiernos con tintes satánicos que se reflejaban en las siniestras máscaras de los modelos (algunos con los labios cosidos) y en la utilización de los negros y los tonos rojizos. Inspiración vudú en los estampados y prendas oversized que se funden con la sastrería fueron los rasgos dominantes del desfile.