“También puede deberse al hecho de padecer algún tumor que implica una mayor secreción de estrógenos –adenoma de hipófisis, tumor en los testículos o en las glándulas suprarrenales y cáncer de mama–, al consumo de determinados fármacos –antibióticos, antiácidos, antihongos, antirretrovirales, antidepresivos, antihipertensivos y ansiolíticos–, e incluso drogas como la marihuana”, añade la doctora Placer.
Cuándo se deja de tomar anabolizantes, fármacos o drogas, o se soluciona la enfermedad que ha provocado el desequilibrio hormonal –entre hormonas masculinas y femeninas–, “el organismo vuelve a un sistema hormonal normal en cuestión de un año y el problema se suele solucionar por sí solo”, según la experta. De hecho, “en los adolescentes hay que esperar hasta los 18 años porque en el 85% de los casos desaparece cuando se recupera el equilibrio hormonal”, añade el doctor Junco. Pero, existe un porcentaje de casos en los que queda una ginecomastia residual y, en éstos, la única solución es la cirugía plástica.