Gimnasio inteligente

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Vivimos en un mundo donde lo cotidiano consiste en fijarnos en lo que está mal, en hablar de lo que falta, en preocuparse en lo que “debería ser” o reprocharse lo que “solía ser”. Cuando prestas demasiada atención a algo, tu cerebro crea nuevos caminos neuronales que te hacen más experto en lo que observas.

Imagina que tienes que estudiar para un examen e intentas retener en la memoria una serie de datos. Cuando los repasas, tardas menos tiempo en recordarlos. Pues cada vez que te criticas, lo único que consigues es especializarte en la materia del “no me gusto”. Cuando te miras cada día y analizas esas pequeñas partes de ti que odias, tu autopista neuronal se amplifica para recordar esos datos y llegar en menos tiempo al mismo destino: “¡Qué feo/a estoy!”.

¿Cuánto tiempo dedicas a observar lo que no te gusta? Nuestro cerebro ve aquello a lo que prestamos más atención, pasando por alto aquellas situaciones o aspectos que no consideramos importantes. Es su manera de simplificar toda la información que le llega de los sentidos.

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