En mi opinión, creo que tendrá que ver, también, la tradición de hacernos propósitos para el nuevo año. Imagino que la mayoría, entre otras cosas, querremos un 2014 con una vida sexual activa. O al menos, ningún propósito seria nunca “a ver si el próximo año, tengo menos relaciones sexuales”. Ir al gimnasio, dejar de fumar, ahorrar, son propósitos más comunes. ¿Pero dónde queda el sexo?
2013 ha sido un año extraño. No nos engañemos: las cosas están mal. No sólo porque las portadas se hayan llenado de malas noticias. También lo hemos vivido de cerca. Crisis, paro, corrupción, adversidad, violencia de género, pobreza, desahucios… y podría seguir. Muchas cosas que cambiar y menos ganas de pegarnos un revolcón, la verdad.
Paradójicamente, en mi opinión, también ha sido un año de cambios para algunos. No sé vosotros, pero mucha de la gente que conozco, o he conocido, han empezado proyectos, a nivel profesional o personal, con los que encarar estos nuevos tiempos. Personas que se han tenido que reinventar. Ampliar sus perspectivas e incluso su imaginación, en muchos casos.