Fantasías Sexuales reprimidas (y desconocidas) de las mujeres

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Gracias a esta sonda, similar a un pequeño tampón de vidrio que se coloca en la vagina para medir los impulsos sanguíneos, el equipo de científicos ha demostrado desconexión entre lo que reclama o desea la mente racional y lo que “les pide el cuerpo”. 

La sonda vaginal que todo lo sabe

Antes de someter a Melanie Berliet a la visualización de diferentes vídeos con contenidos explícitamente sexuales y no eróticos (desde porno hasta vídeos de gatitos), ella contestó sin tapujos cuáles eran sus principales fantasías sexuales y aquellas situaciones que no le atraían en absoluto.

Sin embargo, los resultados de la sonda revelaron que algunas imágenes que había descartado que le pudiesen excitar en realidad aumentaron su pulso vaginal. Sexo lésbico, imágenes de esclavitud u observar a bonobos apareándose.

Esto provocó sentimientos contradictorios en ella, quien jamás se había planteado que los monos, los pies o situaciones violentas sobre esclavitud (sobre las cuales declaró a posteriori que “tal vez viniesen condicionadas por la asociación con la idea de ser dominada por un hombre”) pudiesen despertar sus deseos sexuales.

En qué consiste la excitación sexual

El doctor Janssen explica que “la excitación se compone de un equilibrio entre los dos sistemas cerebrales”. A la hora de determinar qué situaciones e imágenes aumentan nuestros deseos sexuales, el cerebro se encuentra con algo así como el enfrentamiento entre excitación vs. inhibición. Los tapujos sociales, la educación y otros valores más personales como la autoestima o la confianza en uno mismo, influyen en cómo entendemos y asumimos el concepto de excitación sexual.

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