Según los expertos en sexología, hay dos tipos de vertientes: las que sueñan con ser dominadas y las que se sienten atraídas por el papel de dominatrix. Las primeras podrían tener demasiado control sobre sus vidas y anhelar perderlo durante el sexo, mientras que las que fantasean con forzar a alguien a tener sexo con ellas podrían estar deseando tener más poder en la vida real y buscar un cambio de roles al menos durante las relaciones con su pareja.
5. Tener sexo con un extraño. “De todos los posibles tabúes, el sexo casual con un desconocido hace a la mujer sentirse especialmente ilícita y fuera de la norma, gracias a las costumbres sociales establecidas. No sé en qué momento empezamos a vivir en un mundo en el que ser una dominatrix está mejor visto que dormir con un desconocido, pero así es”, comenta Deitz
Ya sea con el cachas atractivo con el que se cruzó en el metro, el camarero del restaurante que la atendió hace unos días mientras cenaba con su pareja o simplemente con una persona que evoque en su imaginación, “la fantasía común del sexo con un desconocido permite a las mujeres sentir la tensión de practicar sexo anónimo, sin los riesgos reales que este podría conllevar”, puntualizan los sexólogos.