Rozaduras y ampollas: por qué se producen y cómo evitarlas

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Lo mismo podemos aplicar a los pies, pero sobre todo debemos poner atención a las zapatillas y, casi más importante, a los calcetines. Los calcetines técnicos son los grandes infravalorados. Unos buenos calcetines para correr os salvarán de muchos problemas en forma de rozaduras y ampollas. Están fabricados en materiales que permiten al pie mantenerse fresco, evacuar el sudor y la humedad, y mantener a raya las costuras por el diseño sin ellas de su estructura.

Además, no hay que olvidar jamás la regla de oro: nunca se debe estrenar material el día de una carrera. Todo debe estar entrenado, aplicándose esta máxima también a la camiseta, las mallas o pantalones, los complementos, las zapatillas, los calcetines y cualquier cosa que nos vaya a acompañar. Debemos conocer el material, hacerlo a nosotros y darle ‘rodaje’. Estrenar una prenda el día de la carrera puede tirar todo por la borda si acaba siendo una molestia.

El tratamiento de ampollas y rozaduras

Si la rozadura no ha pasado a mayores, simplemente debemos esperar a que esa zona de la piel se recupere manteniéndola hidratada. Sin embargo, si finalmente se ha acabado formando una ampolla, tenemos varias opciones. Una de ellas es dejar que se cure por sí misma: con el paso de los días, el líquido se reabsorberá y la piel hinchada actuará de capa protectora. Ahora bien, si optamos por sacar el líquido interior, lo ideal es utilizar una aguja esterilizada para pinchar en un extremo y extraer el líquido. Acto seguido se debe tapar la zona y cuidarla limpiándola frecuentemente para evitar que la herida se infecte.

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