La propuesta de mi libro Yo, mono es que muchos de los comportamientos que mostramos en el día a día –algunos automáticos e inconscientes– provienen de esa época y aún los compartimos con algunos de los primates que están vivos en la actualidad.
¿Qué podemos aprender de los humanos a partir de la observación de los otros primates?
Os pondré algunos ejemplos. ¿Por qué nos sentimos incómodos en un ascensor cuando subimos con una persona desconocida? Tratamos de alejarnos del otro lo más posible, evitamos la mirada e incluso hablamos de cosas superfluas para reducir la tensión y demostrar que estamos de buena humor. Esto tiene una explicación clara. En nuestro pasado nunca habíamos estado tan cerca un individuo del otro, ya que era un indicador de agresividad. Acercarse a un desconocido era siempre un momento peligroso. Lo que hemos observado es que otras especies de primates, cuando los metemos en un lugar cerrado como un ascensor, llevan a cabo conductas muy similares: Se alejan, no se miran e incluso hacen gestos para reducir la ansiedad; tal y como hacemos nosotros al hablar del tiempo.
