Estas acciones son un error, ya que la rutina debe ser adaptada de manera individual y ejecutarse durante un tiempo estimado. Si continuamente estamos saltado de un plan de entrenamiento a otro, nunca podremos realmente ver los frutos que nos pueden aportar cada una de esas rutinas.
Por ello, pide siempre la opinión de un profesional: seguro que en la sala de musculación que sueles ir hay gente muy competente que puede asesorarte a alcanzar tu objetivo.
3. Aprovecha cada segundo en el gimnasio
Aunque es cierto que el gimnasio es un lugar social y esta característica es muy beneficiosa para ayudarte a desconectar y olvidarte de los problemas cotidianos, intenta cuando vayas a entrenar este tiempo sea lo más provechoso posible.
Con esto no estamos diciendo que seas maleducado o antisocial y no debas hablar con nadie. Como todo en la vida, es cuestión de elegir el momento correcto. Entra y saluda a los compañeros, coméntales eso tan curioso que te ha pasado en la mañana, pero una vez hayas realizado el calentamiento y estés justo en la parte principal de la sesión piensa en aprovechar el tiempo lo máximo posible.