Sí, tener pareja engorda. Es una verdad irrefutable. Yo lo he vivido. No quieres, intentas que no te pase, pero te relajas y de repente ya no cabes en tus vaqueros favoritos y tienes una talla más de todo (o dos). La estabilidad y la comodidad que conlleva acaban pasando factura a tu cuerpo… ¡y lo sabes!
[pullquote]Sí, tener pareja engorda. Es una verdad irrefutable[/pullquote]
Porque no ves mejor plan de fin de semana que un sofá, una manta, una peli y la tarrina de helado más grande del súper. Porque salís de casa juntos sola y únicamente para ir a cenar al italiano más guarro o al buffet libre donde más se come. Porque los maratones sexuales que os marcabais al principio de la relación hace tiempo que quedaron atrás. Y porque acabas diciéndote a ti mismo que para qué vas a ir al gimnasio si ya tienes todo el pescado vendido.
Hace unos días estuve hablando con Raúl y Miguel, dos amigos que se casaron hace un año y medio en Sicilia. Eran (y son) las personas más coquetas que conozco, siempre preocupados por ir perfectos. Unos apasionados de la moda, la belleza y el diseño, acumulaban más cremas en sus estanterías que las que yo he tenido en toda mi vida.