Al estar hablando de carne de cerdo, desde el punto de vista nutricional aporta agua, proteínas y grasas al organismo. El problema principal del embutido es que no todos los embutidos están formados por las mismas partes del cerdo, habiendo diferencias, más que notables, entre la calidad de la carne que se utiliza.
Además en algunos casos, como la mortadela y la sobrasada, en su preparación se utilizan los restos de carne que no se ha podido aprovechar, de ahí viene la famosa frase que dice “que del cerdo no se tira nada”.
En general, hay que evitar los embutidos, y si comemos de algún tipo procurar que sean los menos perjudiciales. Los más sanos que podemos tomar son aquellos que tienen una mayor cantidad de carne magra y una baja cantidad de sal y grasas.
Además debemos mirar su procedencia, por ejemplo se suele etiquetar al jamón “de bellota” si el cerdo ha sido alimentado con bellotas naturales, y la etiqueta “serrano”, si el cerdo se ha criado de forma libre en el campo.