Formas en que eliges una pareja sexual sin darte cuenta

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Mientras algunos son mejores para detectar cierto tipo de patógenos y diferenciarlos de las células del cuerpo humano, otros tienen la capacidad de identificar distintos organismos causantes de infecciones y diversas enfermedades. La información que se encarga de hacerlos diferentes es conocida como antígeno leucocitario humano (ALH), y se encarga de causar una atracción tan poderosa como inadvertida.

A través de los diferentes fluidos humanos como la saliva, el sudor o el semen, el organismo busca incesantemente un ALH distinto al propio. En medio de una multitud en un bar, mientras tú intentas dar con una cara bonita y un cuerpo atlético, tu cerebro pone en práctica un mecanismo tan antiguo como los primeros humanos, todo sin siquiera darte cuenta.

En realidad, se trata del intrincado proceso de la evolución en acción. El fin del sexo es la reproducción de la especie y con ella, la preservación del legado de la vida en la Tierra. La búsqueda de individuos con un ALH completamente ajeno al tuyo se basa en este sencillo pero poderoso principio. Con el afán de dejar una herencia genética mejor preparada para combatir las infecciones y distintas enfermedades, el cuerpo trata de hallar con quién reproducirse para tomar lo mejor de ambas partes y generar un sistema inmunológico más completo, que fortalezca a los predecesores fruto de una hipotética concepción.

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