¿Qué desencadena este impulso? Aquí las respuestas científicas:
Las feromonas y la atracción
Una noción moderna sobre el origen de la atracción sexual asegura que todo puede reducirse a las feromonas, aquellas sustancias químicas que despedimos inconscientemente y forman parte de nuestro olor. Decenas de perfumes incluyen feromonas animales con la promesa de volver a quien se impregna más atractivo y aumentar la atención que los individuos del sexo opuesto ponen sobre él.
Sin embargo, en la actualidad sólo se tienen confirmada la existencia de dos feromonas humanas, relacionadas con la excitación sexual femenina y con el miedo, no obstante, aún no se tienen las investigaciones suficientes como para afirmar que se trata de una sustancia capaz de influir de forma decisiva en el comportamiento sexual humano, ni se tiene registro de la forma en que el cuerpo humano lo capta conscientemente.
El sistema inmunológico y el sexo
Todo parece indicar que no existe mejor afrodisiaco que la base del sistema inmunitario, por más extraño que parezca, las investigaciones recientes apuntan a que la atracción se basa en el sitio menos pensado:
Se trata del complejo mayor de histocompatibilidad (CMH), un mecanismo que forma parte esencial de la primera barrera inmunológica para evitar la proliferación de organismos como virus, bacterias y hongos dañinos en el cuerpo humano. Cada CMH tiene características distintas que varían de persona a persona.